JUEVES SANTO: Jesús instituye la Eucaristía y el Orden sagrado

«En nada jamás nos gloriemos sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo:
Él es nuestra salvación, vida y resurrección;
por medio de Él hemos sido salvados y liberados». (cf. Ga 6,14)

En la mañana del Jueves Santo, la Iglesia celebra el rito de la bendición de los santos óleos durante la Misa Crismal; por la tarde, conmemora la Última Cena del Señor en la Misa vespertina, en la cual instituyó la Eucaristía y el Orden sagrado. Así comienza el Triduo Pascual.

En este día se recuerda la última comida de Jesús con los doce Apóstoles en el cenáculo. San Pablo y los evangelistas Marcos, Lucas y Mateo narran los detalles de aquella Cena, en la que Cristo, tomando el pan y el vino, dio gracias y ofreció su Cuerpo y su Sangre para la salvación de los hombres.

Durante esa Cena, Jesús también se puso a servir y lavó los pies a sus discípulos. Se hizo servidor de ellos, diciendo: «Si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros. Os he dado ejemplo, para que lo que yo he hecho con vosotros, también vosotros lo hagáis».

Después de la celebración de la Misa «in Coena Domini», el Santísimo Sacramento es trasladado al altar de la reserva. El altar queda desnudo, la cruz retirada. Todo recuerda la desposesión de Cristo. Es un tiempo de adoración: los fieles permanecen en oración ante el Santísimo Sacramento hasta bien entrada la noche.

Se acerca la hora de la prueba: Cristo se dirige al Getsemaní, el huerto de los Olivos, junto a los Apóstoles, para velar y orar.